Me bebí tu boca tatuada en aquel vaso.
Sentí la humedad de tus labios,
en el borde de cristal azulado.
Te miraba a los ojos,
mientras pretendía beber de ese trago;
sin embargo lo que hacía era probar tu piel,
sorbo a sorbo,
deseando cada vez mas sentirla de forma real,
con mi lengua y en mis labios.
Te entregué mi copa,
y en ella mis deseos atrapados.
Fui cobarde aquella noche.
Me dio temor intentar algo mas,
y me conformé con mi boca y la tuya
compartiendo el mismo vaso.
Ingrid Mabel